En uno de los días más trascendentales del calendario litúrgico cristiano, el Papa Francisco presidió este Viernes Santo una solemne misa en la Basílica de San Pedro, conmemorando la Pasión y muerte de Jesucristo.
A pesar de sus recurrentes problemas de salud que afectan su movilidad y respiración, el Pontífice argentino de 87 años arribó en silla de ruedas a la célebre basílica vaticana, acompañado por un séquito de cardenales y obispos.
Durante la ceremonia conocida como «Pasión del Señor», el Papa Francisco ofició el rito en recuerdo del sacrificio de Cristo en la cruz, uno de los pilares fundamentales de la fe católica.
Si bien ha mostrado evidentes signos de mejora en su cuadro de salud esta Semana Santa, el Sumo Pontífice continúa requiriendo de asistencia para sus desplazamientos.
Más tarde, en punto de las 9:15 p.m. (hora local), el Papa Francisco encabezará la tradicional Procesión del Vía Crucis en el imponente escenario del Coliseo Romano, reviviendo las últimas horas de Jesús previo a su crucifixión.
Esta conmovedora puesta en escena cobra una especial relevancia en el año en que la Iglesia Católica celebra el Jubileo de los 1700 años del Edicto de Milán, que puso fin a las persecuciones contra los cristianos en el Imperio Romano.
Cientos de fieles y devotos procedentes de distintos puntos del mundo se congregarán en las inmediaciones del mítico anfiteatro para participar en esta solemne procesión que recrea uno de los pasajes más cruciales de la historia del cristianismo.
