Cada 13 de septiembre, México conmemora el Día de los Niños Héroes, una efeméride que tiene su origen en uno de los episodios más valientes y trascendentales de la historia del país: la batalla de Chapultepec, que tuvo lugar en 1847.
La batalla de Chapultepec fue parte del conflicto armado entre México y Estados Unidos, donde se disputaba el territorio norte del Río Bravo. En ese contexto, México resistió con determinación y uno de los principales objetivos de defensa fue el cerro y el Castillo de Chapultepec, que albergaba un importante Colegio Militar con aproximadamente 100 alumnos y 800 soldados.
En la noche del 12 de septiembre de 1847, las fuerzas estadounidenses abrieron fuego sobre Chapultepec, y al día siguiente, el 13 de septiembre, lograron tomar el Castillo tras un asedio implacable. Durante el combate, los invasores avanzaron con banderas desplegadas, derribando todo a su paso.
En esta lucha desigual, el ejército estadounidense superaba en número a las tropas mexicanas, y el batallón activo de San Blas, bajo el mando del coronel Felipe Santiago Xicoténcatl, sufrió una derrota devastadora, en la que él y sus soldados perdieron la vida.
Sin embargo, en medio de la tragedia, destacaron los Niños Héroes, un grupo de cadetes que demostraron un valor extraordinario y dieron sus vidas por su nación. Estos jóvenes eran alumnos del Colegio Militar, y su heroísmo los llevó a ser conocidos como los «Niños Héroes». Sus nombres eran Juan de la Barrera, Agustín Melgar, Francisco Márquez, Fernando Montes de Oca, Vicente Suárez y Juan Escutia. Cuando participaron en la batalla, tenían entre 12 y 19 años.
Con el paso de los años, la historia de los Niños Héroes fue objeto de tergiversaciones y mitos, llegando a cuestionarse su existencia. Sin embargo, su valentía y sacrificio en Chapultepec siguen siendo un símbolo de orgullo y patriotismo en México. El Día de los Niños Héroes nos recuerda su legado y la importancia de defender la libertad y la soberanía de nuestra nación.