El legado de Marlon Brando, uno de los actores más influyentes en la historia del cine, se conmemora al cumplirse cien años de su nacimiento. Brando, recordado por sus icónicos papeles como Vito Corleone en «The Godfather» o el coronel Walter E. Kurtz en «Apocalypse Now», sigue siendo una figura central en la industria cinematográfica a pesar de haber fallecido hace dos décadas debido a una fibrosis pulmonar.
Su influencia se extiende más allá de su tiempo en pantalla, ya que su técnica interpretativa única marcó un punto de inflexión en Hollywood y fue adoptada por muchas estrellas contemporáneas. Actores como James Dean, Paul Newman, Al Pacino y Robert De Niro emularon su estilo, lo que llevó a Jack Nicholson a describirlo como «un don enorme e impecable, como Picasso».
Desde su nacimiento en Omaha, Nebraska, el 3 de abril de 1924, Brando estuvo destinado a desafiar convenciones. A pesar de la oposición de su padre, se lanzó a la actuación, recibiendo formación en Nueva York y convirtiéndose en alumno destacado de Stella Adler, quien le enseñó el método de Stanislavski.
Su debut en Broadway en «A Streetcar Named Desire» en 1947 marcó el inicio de una carrera que cambiaría la historia del cine. Con películas como «On the Waterfront», «Viva Zapata!» y «The Godfather», Brando ganó dos premios Oscar y dejó una marca indeleble en la industria cinematográfica.
Pero detrás de la fama y el éxito, Brando también enfrentó desafíos personales, desde la difícil relación con su familia hasta sus propias luchas con la soledad y la salud. A pesar de sus contradicciones y controversias, su influencia en el cine y su legado perduran, recordándonos la complejidad y la humanidad detrás de la estrella.
