El Día de San Valentín, considerado como la jornada más romántica del año, tiene sus raíces en la tradición cristiana y remite a la historia de un mártir que desafió al mismo emperador romano. A pocas horas de la llegada de San Valentín, los preparativos para esta celebración se intensifican con ramos de rosas rojas, corazones, velas y palabras de amor, conformando una tradición ineludible para aquellos que buscan vivir una jornada especial en compañía de sus seres queridos.
Este festejo, como muchos otros, tiene orígenes religiosos, y, de manera paradójica, la vida del santo que le dio nombre no fue idílica. Más de 1.700 años atrás, en el siglo III a.C., tres mártires cristianos fueron ejecutados durante el reinado del emperador Claudio II, poco después de que el Imperio Romano prohibiera el cristianismo. Uno de estos mártires era Valentín, un sacerdote que, según la leyenda, se dedicaba a casar en secreto a soldados en las cárceles del Imperio. Cuando el emperador se enteró, ordenó su captura y, finalmente, su ejecución el 14 de febrero del año 270.
Siglos después, el papa Gelasio I, en honor a la trágica historia de Valentín, lo santificó e incorporó el día de su muerte al calendario litúrgico, convirtiéndolo en símbolo del amor humano. El primer San Valentín registrado se celebró el 14 de febrero del año 494, dando inicio a la tradición que perdura hasta nuestros días.
