El viernes, Ucrania se vio envuelta en uno de los peores embates desde el inicio de la guerra en 2022, enfrentando un feroz ataque de más de 150 misiles rusos y drones. Este ataque aéreo provocó una devastación alarmante, dejando un saldo de al menos 30 personas fallecidas y 160 heridas en varias ciudades del país.
El Ejército ucraniano calificó este ataque como uno de los más masivos desde el inicio del conflicto. Yuri Ignat, portavoz de la Fuerza Aérea ucraniana, describió el evento como el peor ataque con misiles desde el comienzo de la invasión rusa en febrero de 2022.
Las autoridades ucranianas informaron que, de los 158 medios de ataque aéreo utilizados, lograron interceptar 114, mientras que el presidente Volodimir Zelensky denunció el uso de diversas armas del arsenal ruso en este embate sin precedentes.
El Ministerio de Defensa ruso afirmó haber alcanzado sus objetivos, apuntando a infraestructuras militares, depósitos de municiones y bases de soldados ucranianos y mercenarios extranjeros durante este bombardeo de gran envergadura.
Este incidente ocurre después de que Rusia reconociera el daño sufrido por el buque «Novocherkassk» debido a un ataque ucraniano en Feodosia. Asimismo, se presentó un repliegue del ejército ucraniano en los suburbios de Marinka, mientras Estados Unidos anunció una ayuda militar de 250 millones de dólares para Ucrania.
El ataque, con consecuencias devastadoras en ciudades como Kiev, Leópolis, Dnipró y Odesa, ha provocado daños significativos en infraestructuras civiles, como una maternidad en Dnipró y un incendio en un inmueble en Odesa, además de múltiples heridos y pérdidas humanas.
Este recrudecimiento del conflicto ha generado alarmas en la comunidad internacional, con llamados de diversas figuras, incluido el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, para que Rusia detenga de inmediato estos ataques. La situación se torna cada vez más crítica mientras Ucrania enfrenta una escalada de violencia que ha cobrado un alto costo humano y estructural.
