Drew Weissman, galardonado con el premio Nobel de Medicina junto a Katalin Karikó, impulsa la investigación para una vacuna universal contra los coronavirus. Sus esfuerzos, basados en el ARN mensajero, podrían significar un avance sustancial en la lucha contra las mutaciones virales.
La tecnología desarrollada por Weissman y Karikó fue esencial para las vacunas contra la COVID-19, pero el Nobel considera que aún hay margen para mejorarlas. Está focalizado en crear una vacuna «pancoronavirus», efectiva no solo contra el actual COVID-19 sino también ante futuras variantes y posibles virus zoonóticos.
Weissman dirige su investigación hacia los ensayos clínicos para esta vacuna universal, con un proyecto que comenzará posiblemente en Tailandia en unos meses y otro con la Universidad de Duke (EE. UU.) en aproximadamente un año.
El ARN mensajero ha sido la piedra angular de estas investigaciones, no solo para las vacunas de la COVID-19 sino para diversas áreas médicas. Weissman prevé un gran impacto de esta tecnología en los próximos años y está involucrado en múltiples proyectos, incluyendo vacunas contra el VIH, norovirus, y la bacteria ‘Clostridioides difficile’.
El futuro prometedor del ARN mensajero, ahora reconocido por el Nobel, contrasta con su pasado, cuando recibió escasa atención. Sin embargo, Weissman siempre ha mantenido su enfoque en esta tecnología revolucionaria, lo que finalmente lo llevó a un reconocimiento global.