La detención de un presunto delincuente en San Isidro, Guerrero, desató una serie de bloqueos y quemas de vehículos que mantuvieron en vilo a la comunidad. El operativo, en el que participaron efectivos militares navales, policía estatal y la Fiscalía General de la República (FGR), tenía como objetivo capturar a personas de interés en la zona. Tras registrar cinco casas en la localidad, se logró la detención de un hombre y el decomiso de 10 armas de fuego, incluyendo AR-15 y AK-47.
La situación se tornó más tensa cuando manifestantes bloquearon la carretera federal Acapulco-Zihuatanejo, en protesta por la detención del presunto delincuente. Los manifestantes también quemaron siete vehículos, incluyendo un autobús de un equipo de fútbol que se encontraba en la zona para un torneo nacional. El caos se extendió a lo largo de la carretera, afectando el tránsito y la tranquilidad de la comunidad.
Ante la escalada de violencia y protestas, más de 150 agentes de la Policía Estatal y policía municipal de investigación ministerial tomaron el control de las vialidades y despejaron los vehículos del servicio público. El ejército mexicano, por su parte, intervino en una vivienda para realizar la detención, lo cual provocó la movilización de transportistas y el cierre de la carretera federal.
La situación sigue siendo vigilada de cerca por las autoridades, mientras la comunidad espera que se restablezca la paz y se tomen medidas para prevenir futuros incidentes violentos. La detención del presunto delincuente ha dejado una huella de inseguridad y tensión en la zona, generando preocupación entre los habitantes y las autoridades.