La severa sequía que afecta a la zona norte del estado de Durango ha llevado a los productores ganaderos del sector social a tomar medidas drásticas para evitar pérdidas irreparables. Ante la falta de lluvias, los agostaderos y abrevaderos se encuentran agostados, lo que ha generado una crisis en la disponibilidad de alimento y agua para el ganado. Según declaraciones de Manuel Ríos Herrera, presidente del Colegio de Agrónomos de Durango, los ganaderos han optado por reducir sus hatos en un 30% para evitar que sus animales mueran por la escasez de recursos.
La situación es especialmente preocupante en los municipios de El Oro, Ocampo, Inde y en parte del semidesierto, como es el caso de Mapimí y San Pedro del Gallo, donde la falta de agua ha llevado a los agostaderos a un estado crítico. Cada día que pasa sin lluvias aumenta el riesgo de muerte para el ganado, lo que ha llevado a muchos productores a tomar la difícil decisión de vender sus becerros o vacas para evitar mayores pérdidas.
Manuel Ríos Herrera advirtió que la falta de alimento y agua ha llevado a que los animales pierdan peso y condición física, lo que afecta directamente la rentabilidad de la actividad ganadera. Incluso los productores con un número reducido de animales enfrentan dificultades para mantenerlos en sus corrales, y lamentablemente, ya se han reportado casos de muerte de ganado debido a la escasez de agua.
La sequía ha generado una situación de emergencia en el sector ganadero de Durango, y los productores esperan con ansias la llegada de las lluvias para poder recuperar sus agostaderos y abrevaderos. Mientras tanto, se mantienen en alerta y toman medidas para proteger a sus animales y evitar mayores pérdidas económicas.
