Cada 9 de diciembre se marca en el calendario como el Día Internacional contra el Genocidio, una fecha destinada a recordar y reflexionar sobre uno de los crímenes más atroces perpetrados contra grupos de personas por motivos étnicos, religiosos, nacionales o de otra índole. Este día tiene su origen en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, una iniciativa para prevenir y castigar este flagelo.
El genocidio no solo implica la masacre de individuos, sino que también puede incluir medidas para suprimir el crecimiento de un grupo, tales como impedir los nacimientos de nuevos miembros. Esta fecha conmemorativa nos lleva a preguntarnos por qué se marca el 9 de diciembre. La respuesta se remonta a actos infames como los llevados a cabo por Adolf Hitler, quien buscó la eliminación de judíos y otros considerados enemigos de Alemania.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) decidió honrar este día como una forma de recordar los horrores del genocidio. Este crimen ha tenido lugar en sociedades con profundas divisiones internas, como se vio en la guerra de los Balcanes en 1991, así como en casos de discriminación flagrante, como el genocidio de Ruanda entre abril y julio de 1994 contra la población tutsi.
En el trasfondo del genocidio subyacen intereses nacionales, raciales o étnicos, lo que resulta en el dominio de un grupo sobre otros en cuanto a acceso al poder, recursos, empleo y derechos básicos. El Día Internacional contra el Genocidio nos invita a reflexionar sobre estos eventos oscuros de la historia humana y a trabajar en la prevención y el respeto por la diversidad como base fundamental para la convivencia pacífica y justa.
