La legendaria banda de rock Kiss ha culminado su trayectoria de medio siglo con un último estruendo en el Madison Square Garden, cerrando un capítulo que comenzó en un desván de Nueva York, donde cuatro jóvenes músicos albergaban grandes sueños. A pesar de algunos cambios en su alineación, Kiss se ha despedido como una de las bandas más emblemáticas e innovadoras en la historia del rock, transformando la experiencia de los conciertos en vivo.
En sus inicios en la década de 1970, Gene Simmons y Paul Stanley, provenientes de la banda Wicked Lester, unieron fuerzas con el baterista Peter Criss y el guitarrista Ace Frehley. La singularidad de Kiss no solo radicaba en su música, sino en la creación de personajes escénicos: Simmons adoptó el papel del demonio, Stanley el del niño de las estrellas, Frehley el del hombre del espacio y Criss el del hombre gato.
La banda forjó su camino a través de actuaciones en pequeños clubes, perfeccionando su espectáculo visual y musical. Su debut como teloneros de Blue Öyster Cult en la víspera de Año Nuevo marcó el comienzo de su ascenso, donde, en una de las primeras presentaciones, Simmons accidentalmente prendió fuego a su cabello mientras realizaba su icónico acto de escupir fuego, incidente que se convertiría en parte de su historia.
Este fin de semana, Kiss se despidió en el emblemático Madison Square Garden, donde su legado ha dejado una huella imborrable. A lo largo de sus cinco décadas, la banda ha redefinido las expectativas de los conciertos en vivo y ha inspirado a generaciones enteras de músicos y fanáticos del rock. A través de entrevistas y material autobiográfico, se vislumbra la extraordinaria travesía de una de las bandas más influyentes de la música.
