México, D.F. – Enclavada en el paisaje montañoso del municipio de Ocuilan, en el estado de México, se encuentra una joya oculta que merece ser descubierta por propios y extraños: la Virgen de Guadalupe más grande del mundo. Este majestuoso monumento de 110 toneladas de bronce no solo rinde tributo a la emblemática figura religiosa, sino que también se alza como un testimonio de la creatividad escultórica y la devoción guadalupana.
Para llegar a este impresionante santuario y rendir tributo a nuestra Señora de Guadalupe, los visitantes deben ascender por una escalinata de 640 peldaños que los conducirá a la base de la monumental escultura. Aquellos con un espíritu más intrépido pueden optar por subir 760 escalones adicionales hasta alcanzar el mirador en la cima, donde se revela una vista panorámica inigualable.
Más allá de ser un espacio para la oración y la contemplación, este sitio se erige como un lugar de encuentro lleno de paz y amor. La fusión de creencias y cultura que caracteriza a México se manifiesta en esta obra maestra, donde la devoción guadalupana y la grandeza artística convergen de manera impresionante. La escultura se alza en el Parque El Ahuehuete, en el corazón de Ocuilan, y se erige como un símbolo de identidad y maravilla arquitectónica.
La creación de esta magnífica escultura demandó 10 meses de dedicación por parte de hábiles artistas y artesanos. Cada detalle de la Virgen de Guadalupe, desde su expresión facial hasta los pliegues de su manto, fue esculpido con precisión y pasión. El resultado es una obra que no solo honra la fe de millones, sino que también atrae a aquellos que buscan la belleza y la espiritualidad en su máxima expresión.
En el centro del Estado de México, en el remanso sereno de Ocuilan, se alza la Virgen de Guadalupe más imponente del planeta, una invitación a experimentar la trascendencia y la admiración ante la combinación perfecta entre lo divino y lo artístico.