Durante la concentración de la Selección Mexicana en Estados Unidos para los cuartos de final de la Copa Oro, un breve incidente con el delantero Santiago Giménez generó debate entre aficionados y medios.
Giménez, junto a Raúl Jiménez, se tomó un momento para firmar autógrafos a seguidores a las afueras del hotel. Sin embargo, negó inicialmente una segunda firma a un fan que argumentó que era para su sobrino. Aunque al principio se negó, el jugador regresó minutos después para firmar la foto, gesto que fue aplaudido por algunos y criticado por otros.
La situación reabrió el debate sobre los “cazafirmas”, personas que recolectan autógrafos para revenderlos, una práctica que ha generado reservas entre los futbolistas. El comportamiento de Giménez es visto por algunos como una forma de protegerse ante estas prácticas, mientras que otros consideran que los jugadores deben ser más accesibles con los verdaderos fans.